por Martin Bericat
Cuando los cronistas españoles recorrieron el territorio incaico registrando historias, una de ellas llamó bastante su : la del Inca Tupac Yupanqui navegando hacia islas lejanas. Sorprendidos, plasmaron el relato en sus escritos.
Sabemos de la supuesta aventura del Inca Tupac Yupanqui (1441-1493) gracias a la tradición oral andina, que fue a su vez registrada por cronistas españoles que recorrieron el Perú. La mención más importante se la debemos a Sarmiento de Gamboa, marino y cosmógrafo portugués enviado a escribir una historia del recientemente derrotado Tahuantinsuyu.
En sus textos menciona que
“navegó Topa Inga y fue y descubrió las islas Auachumbi y Niñanchumbi, y volvió de allá, de donde trajo gente negra y mucho oro y una silla de latón y un pellejo y quijadas de caballo; los cuales trofeos se guardaron en la fortaleza del Cuzco hasta el tiempo de los españoles. (…) Tardó en este viaje Topa Inga Yupangui más de nueve meses –otros dicen un año-, y, como tardaba tanto tiempo, todos lo tenían por muerto”.
Dos preguntas: ¿Cuáles son las Islas a las que supuestamente llegó el Inca? Y segundo: ¿Cómo es posible que trajera de regreso “gente negra”, “mucho oro”, “una silla de latón” y “quijadas de caballo”?
Miguel Cabello Balboa, otro cronista, escribió por esos mismos años una crónica titulada Miscelánea Antártica, en la que asegura que el Inca se
“metió en el Mar y Descubrió las ínsulas llamadas Hagua Chumbi y Nina Chumbi y trujo de allá Yndios prisioneros de color negra, y mucho oro y plata, y más una Silla de latón, y cueros de animales como Cauallos“.
Cabello escribe estas líneas casi al mismo tiempo que Gamboa, pero en otro lugar del Perú y sin saber de los descubrimientos del otro.
Poco después, Martín de Murúa escribía que Tupac conquistó dos islas y que
“de allí truxo, para obstentación de su triumpho, vna gente como negros y grandíssima cantidad de oro y una silla de latón. Truxo cueros de caballo y cabesas y huesos, todo para mostrallo acá”.
Tres cronistas aislados dicen lo mismo en distintas palabras. Elementos para pensar que el viaje existió.
Esto mismo pensó el historiador José Antonio del Busto al escribir un libro entero al respecto, titulado Tupac Yupanqui: Descubridor de Oceanía. Su obra es central para hablar de los viajes incas, ya que es una de las pocas personas que trabajó el tema en profundidad. Busto no tenía dudas de que Yupanqui había llegado hasta Oceanía, comandando una flota de cientos de barcos y más de 20.000 soldados.
Gracias a los relatos de islas maravillosas, rebosantes de eventuales tesoros virgenes, Gamboa se embarcó en 1567 dispuesto a atravesar el Pacífico, siendo el primer europeo en avistar las islas Salomón y Vanuatu.
La travesía
Una posibilidad: que Yupanqui efectivamente zarpó comandando una flota de balsas, pero que no habría llegado a ninguna isla, sino realizado una curva hasta desembarcar otra vez en la costa continental, pero más al norte. Esta hipótesis se puede combinar con una segunda propuesta, que estima que los incas habrían llegado a las Islas Lobos, unas pequeñas formaciones rocosas a tan solo 20km de la costa peruana.
Pero esto no explicara los tesoros traídos por Tupac Yupanqui, ni tampoco la cuestión de los nombres: Niñanchumbi se traduce como “isla de fuego” o “isla con fuego”. Es deducible entonces que el Inca debería haber llegado a una isla de formación volcánica.
Otra posibilidad: el inca llegó a las Galápagos, a unos 1000km de lo que hoy es la costa de Ecuador. Varios autores, de entre los que destaca Riva Agüero, aseguran que estas islas serían un destino más probable, y definitivamente más convincente en cuanto a los tiempos de viaje (recordemos que las crónicas señalan una duración de nueve meses a un año). Sin embargo, el problema del botín permanece aquí sin resolver: las Galápagos estaban deshabitadas: no había “hombres negros” ni muchísimo menos caballos.
Todas las tesis americanas dejan inconclusa la cuestión de los tesoros.
¿Incas en Oceanía?
En 1924 el lingüista Paul Rivet notó un detalle. Durante una instancia de investigación en Mangareva (una diminuta isla de la Polinesia Francesa), Rivet documentó una antigua leyenda de los pobladores nativos que hablaba de un “Jefe Rojo llamado Tupa” que llegó en “balsas raras” desde el Este. Al día de hoy, el principal acceso a la isla se sigue llamando “Estrecho de Tupa”. Los nativos tenían incluso una danza ritual específicamente para honrar a tal visitante.
Fascinado por el descubrimiento, Rivet continuó su búsqueda en las islas cercanas, encontrándose con una leyenda similar en Timoe, donde los nativos hablaban de un “Jefe T’upa”.
Ninguno de los dos pueblos se había comunicado nunca con el otro.
Las investigaciones de Rivet lo llevaron a concluir que Tupac Yupanqui debía haber llegado por lo menos hasta tales latitudes, siendo Mangreva y Timoe las famosas Auachumbi y Niñanchumbi. La descripción lingüística coincidía: podía ser leída como “isla de fuego”, los tiempos de viaje eran coherentes (un año ida y vuelta), y los famosos “hombres negros” podían ser individuos de las tribus melanesias de Oceanía.
Quedaría por resolver la “silla de latón” y las “cabezas de caballo”. Las propuestas se dividen, aunque vale podemos deducir que es imposible que se trate de una verdadera quijada de caballo. Quizás de foca o leones marinos, malinterpretada por los cronistas españoles que desconocían esos animales.
Pero hay otra pregunta: ¿con que barcos atravezó el mundo una civilización andina?
La flota
Los pueblos costeros del Tahuantinsuyu tenían un importante manejo de la construcción de embarcaciones. El mismo Humboldt, cuando transitó la zona siglos después, describió con sorpresa el ingenio de las pequeñas balsas peruanas.
El diseño de estas embarcaciones las volvía estables, al punto en el que era prácticamente imposible que se den vuelta. El uso de la madera de caña, que resistía varios meses sin absorber agua, contribuye a pensar que un viaje transpacífico sería posible a bordo de las embarcaciones de los pueblos costeros.
Como no tenemos registro histórico de la forma y tamaño de las balsas, el debate estuvo durante décadas centrado en cuestiones técnicas de la flota: ¿Velas cuadrangulares o triangulares? ¿Doce navegantes o veinte? ¿Soportarían las balsas de caña los oleajes del Pacífico? Y, sobre todo, una duda central que quedaba sin resolver… ¿Cómo harían para cargar suficiente agua potable en barcas tan pequeñas?
El explorador noruego Thor Heyerdahl se decidió a demostrar la factibilidad del viaje a la vieja usanza: construyó una balsa con los materiales y técnicas de los pueblos andinos, y se embarcó a atravesar el pacífico en 1947. La expedición se llamó Kon-Tiki (uno de los nombres de Viracocha), y logró llegar desde Perú hasta la polinesia sin problemas.
Pero su viaje no es prueba de que el de Yupanqui haya existido. El noruego contaba con radio, cuchillos, conocimiento de las corrientes marinas, marineros expertos y, sobre todo, sabía que había tierra del otro lado del mar. Lo que sí demuestra es que hubiera sido factible cargar agua potable en las balsas incas, y ese es el punto más importante de su viaje. Sin embargo, Heyerdahl fue criticado por adulterar pruebas históricas antes (1).
La tesis Rapa Nui
La isla de Rapa Nui está en el medio del Pacífico, a casi 3300km de la costa americana. A diferencia de Mangareva (que se encuentra todavía más lejos), sus habitantes no guardan registro ni leyenda alguna que hable de una llegada de “Tupa” ni nada por el estilo.
Sin embargo, Juan Antonio del Busto menciona que investigando para su libro encontró una leyenda rapanuí que habla de Mahuna-te Ra’á, traducible como “hijo del sol” (2). Pero esto no es prueba de un viaje. La particular Historia de Rapa Nui nos da algunas claves para entender la importantísima pérdida de memoria y tradiciones en manos del esclavismo.
El tema se pone interesante con el descubrimiento de ruinas incas en Isla de Pascua.
Se trata de varios ahu (grandes plataformas de piedra donde se colocaban los moáis) que no se parecen para nada al resto de los construidos en la isla, pero que sí guardan inmensas similitudes con el típico modo incaico de construcción de muros. En este punto son cruciales las investigaciones del arqueólogo francés Jean Hervé Daude, quién en su libro Île de Pâques – L’empreinte des Incas expone sus descubrimientos respecto a las similitudes entre Vinapú y distintas construcciones incaicas.
Sumado a esto, Jean Hervé Daude afirma haber encontrado un pequeño acueducto cerca de Vinapú, señalando que es distinto a cualquier otra obra de Rapa Nui, pero que guarda inmensas similitudes con el conocidísimo manejo incaico de la arquitectura hídrica (2).
Las investigaciones de Daude respecto al acueducto se publicaron en 2019, y al día de hoy la cuestión sigue siendo debatida.
Palabras finales: ¿Hubo viaje o no hubo viaje?
Una lista de elementos a favor de la tesis de Incas en Oceanía debería incluir lo siguiente:
- Tres menciones distintas y aisladas de cronistas españoles
- La mención a “gente negra” (presuntamente melanesios)
- Distintas investigaciones respecto a la viabilidad de las balsas y la flota (incluyendo la delirante expedición de Heyerdahl)
- Los nombres propios para las islas: Auachumbi y Niñanchumbi
- Varias leyendas que hablan de un “jefe Topa” en lugares como Mangareva y Timoe.
- Registro de que en Rapa Nui se menciona al “Hijo del Sol”
- El sitio arqueológico Vinapú, con sus muros prácticamente idénticos a la arquitectura andina
- Los acueductos próximos a dichos muros.
Si son elementos suficientes para plantear el viaje como un hecho, es materia debatible. Pero no es menor romper con la idea de un pueblo inca recostado sobre los andes, sin contacto con el mar ni con otras regiones del mundo.
~
Te pueden interesar:
Notas:
- (1): Heyerdahl fue acusado varias veces de “plantar” objetos falsos en sitios arqueológicos para probar su punto. Una de las polémicas fue alrededor de la cuestión de la cerámica Inca en Galápagos.
- (2) Así lo menciona Bustos en una entrevista disponible en: https://youtu.be/noFVfpuOs5g
- (3) Estas excavaciones son contadas con todo detalle en “Île de Pâques: Découverte d’une ancienne canalisation d’eau douce comprenant” (2019). Esta, y muchas otras investigaciones al respecto, están disponibles en: http://rapanui-research.com/.
Bibliografía:
- Buse de la Guerra. H. (1973). “La expedición de Tupac Inca Yupanqui”, en Historia Marítima del Perú. Época Prehistórica. Tomo II, Lima: Inst. de est. Histórico Marítimos de Perú, pp. 859-928
- Daude, J. H. (2016). Île de Pâques – L’empreinte des Incas, les monuments. Recuperado de http://rapanui-research.com/.
- Daude, J. H. (2019). Île de PâquesDécouverte d’une ancienne canalisation d’eau douce comprenant : deuxbarrages, un canal d’acheminement (…). Recuperado de: http://rapanui-research.com/.
- Daude, J. H. y Vanackeren, G. (2018). L’expédition de l’Inca Tupac Yupanqui en Océanie y The inca oral tradition.[Archivo de video] Recuperado de https://youtu.be/qADVUIKT5bg
- Del Busto Duthuburu, J. A. (2006). Entrevista parte I [archivo de video]. Recuperado de https://youtu.be/noFVfpuOs5g
- Del Busto Duthurburu, J. A. (1996). Tupac Yupanqui: descubridor de Oceanía. Lima: Editorial Brasa, pp. 5-128.
- Heyerdahl, T. (1950). Kon-Tiki Expedition. [Archivo de video]. Recuperado de https://youtu.be/XQZzaF8aHOo
- Pérez Lugones, L. (2016). “La hipótesis transpacífica: América y Polinesia, dos espacios encontrados”, en Hoces García, A. y Moral García, C. (coord.) El Mar: una forma de vida en América, Madrid: Historia y cultura del Mar, pp. 335-374
- Vincent, R. L. (1998). “Rapa Nui Rocks: Impressions from a brief visit”, en Rapa Nui Journal, vol. 12 (3), pp. 69-74
Gracias por la publicación, es una fuente para la enseñanza escolar.
Gracias por el comentario! Para usarlo como material de estudio, pueden leerlo directamente de la página, o escribirnos a coordinación@revistaneraizada.com y les enviamos una versión en PDF. Saludos.
Interesante, poco difundido en los colegios.